Yo creo en América Latina
lunes, 8 de octubre de 2012
América Latina y el capitalismo filantrópico del techo político
Por Francisco Bermúdez Guerra.
Hace algunos días me invitaron a
participar en una conferencia sobre el papel de América Latina en el
siglo XXI. En este foro propuse la aplicación del capitalismo
filantrópico del techo político en nuestro continente, y examiné los
múltiples obstáculos que se presentan para la aplicación de este nuevo
sistema propuesto.
El capitalismo filantrópico del
techo político se basa en tres premisas: libertad responsable, Estado
eficaz y cooperación infinita, sin embargo, en América Latina la
aplicación de este sistema presenta diferentes problemas que podemos
resumir en tres: polarización política, falta de educación, y ausencia
de conciencia latinoamericanista.
Sobre el primer obstáculo, el de
polarización política, representa un obstáculo principal, ya que
etiquetar a una determinada ideología como de derecha o de izquierda es
una verdadera talanquera para el funcionamiento de un nuevo sistema de
convivencia humana. Dividir la política entre izquierdas y derechas es
anacrónico, es desueto; la política no puede ser una división eterna de
facciones, debe ser una constante discusión de ideas con el propósito de
solucionar problemas. Por lo tanto, si este etiquetamiento se sigue
aplicando en nuestra polarizada América Latina, no vamos a conseguir
consensos que nos aseguren resolver esos problemas.
El capitalismo filantrópico del
techo político no es de izquierda ni de derecha, por eso precisamente se
llama del "techo político" porque está por encima de las disputas
partidistas e ideológicas, el capitalismo filantrópico es una idea pero
no es una idea politiquera o proselitista por uno u otro partido, o por
la izquierda o por la derecha, es un consenso para resolver problemas
globales que afectan a América Latina.
Los problemas globales como la
pobreza, la crisis financiera y económica, el terrorismo, las pandemias,
y el calentamiento global, ya no son problemas netamente nacionales o
regionales, son coyunturas globales que deben resolverse por consenso en
el cual se aplican los valores que propone el capitalismo filantrópico
del techo político.
La falta de educación no implica
que en América Latina haya atraso substancial en la cobertura
educativa, significa que nuestra educación debe estar dirigida a crear
valores en nuestros jóvenes, para que como líderes inspiradores puedan
aplicar estos nuevos valores de la ética global para poder poner en
práctica los valores del capitalismo filantrópico del techo político. La
educación en América Latina debe estar dirigida a crear y aplicar estos
valores, como son los de libertad, responsabilidad, solidaridad,
justicia, y conciencia colectiva. La educación no puede basarse sólo y
únicamente en información en transmisión de datos, debe basarse en la
transmisión de actitudes y comportamientos que hagan factible desde la
base la aplicación del capitalismo filantrópico del techo político.
La falta de conciencia
latinoamericanista es un verdadero problema al momento de aplicar este
nuevo sistema. Los latinoamericanos, no son sentimos como tal, tenemos
conciencia de nuestra nacionalidad y de nuestras regiones primigenias
pero no no sentimos parte de un gran continente lationamericano, esto,
en gran parte debido a que en la misma América Latina hay varias América
Latinas, a saber: la América Latina Caribe, la América Latina del área
andina, la América Latina de lengua portuguesa, y la América Latina del
cono sur. Incluso, podríamos hablar de la América Latina
centroamericana, y la América Latina de los ciudadanos que residen en
Estados Unidos. América Latina es una amalgama de culturas, de razas, de
religiones, e incluso, de idiomas, por eso, si bien es cierto nuestra
región tiene características similares, todavía no nos sentimos
latinoamericanos.
América Latina se presenta como
el continente de la esperanza, el continente del futuro, sin embargo,
los anteriores problemas hacen que nuestro continente no tenga
conciencia de la inserción en el contexto global, y de la resolución de
los problemas por vía del consenso basado en la aplicación de unos
valores comunes, que promueve el capitalismo filantrópico del techo
político.
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